Si hay una comida socorrida, rápida de preparar (aunque luego tenga que estar un ratito en el horno) y que además suele gustar a todo el mundo, esta es el pollo asado en sus mil y una variantes ¿no os parece?. Pero en casa ya empezaban a cansarse de comer siempre el pollo asado de la manera tradicional por lo que el otro día se me ocurrió prepararlo de una manera radicalmente diferente y creerme, el resultado fue un éxito rotundo. Preparé el pollo asado con salsa barbacoa y aunque tardas un poquito más porque la salsa barbacoa la preparé yo misma, os recomiendo que lo probéis porque seguro que os va a encantar tanto como a nosotros.
Categoría: Pollo
Hoy vengo con una de esas recetas que me encanta hacer sobretodo cuando vuelvo de vacaciones y tengo montañas de ropa por lavar y seis maletas que organizar. Pero como comer hay que seguir comiendo y a ser posible lo mejor que podamos, este año decidí hacer este rico pollo asado con cerveza que se fue haciendo mientras yo ponía orden al lógico caos que se forma cuando entras por la puerta de casa después de varios días de vacaciones y dejas todos los bultos amontonados en la entrada de tu casa.
Pollo Caprese | Receta fácil y saludable
Os aseguro que no me olvido de vosotros aunque a veces no pueda publicar con la regularidad que me gustaría las recetitas que hago en casa para nuestro almuerzo o cena, como es el caso de este Pollo Caprese que os traigo hoy. Lo que pasa que como os vengo contando, entre los cursos y los exámenes de los peques a penas tengo tiempo para sentarme a escribir ni media palabra. Eso sí cuando me siento y escribo empiezo a aporrear el teclado y no paro hasta terminar todo el post y es que es algo con lo que de verdad disfruto muchísimo. Disfruto no solo escribiendo y contándoos mis batallitas y mis truquitos de cocina, disfruto inmensamente leyendo vuestros mensajes y contestando todas vuestras dudas y consultas. Y es que siempre lo pienso, vosotros que entráis a leerme, que buscáis una receta en el índice, que me escribís y me animáis a seguir con este blog, sois su esencia y su motor ya que si hay algo que me hace inmensamente feliz es compartir mis humildes conocimientos de cocina y de repostería con gente de cualquier parte del mundo.
Ayer os contaba por las redes sociales que me metí en la cocina y no salí de ella en las siguientes 6 horas y es que lo que es cierto es que cada vez me doy más cuenta es de que cocinar para mí no es solo una necesidad ya que a diario somos 6 bocas que alimentar tanto en el almuerzo como en la cena en casa, si no que la cocina es para mí una verdadera pasión, una pasión que me viene desde que era una renacuaja y tenía mi propia cocinita de juguete en la que recuerdo que reproducía (a mi manera) la comida que habituábamos comer en casa. Y me doy cuenta además que cuando estoy unos días sin cocinar nada (esto solo ocurre cuando salimos de vacaciones a un hotel o a un camping), me ocurre como ayer que entro en la cocina y no quiero salir porque la satisfacción que me produce cocinar, la sensación de relax y el hecho de estar entre cacharros e ingredientes (y por supuesto con mi horno, que lo adoro) durante un buen rato debe ser comparable a lo que siente el que está enganchado al deporte, a viajar, a leer o a pintar.
Os contaba el otro día en Facebook que este fin de semana pasado Luis y yo cogimos el coche y nos fuimos a disfrutar del fin de semana al embalse del Atazar, en la provincia de Madrid. Es un lugar espectacular, a dos pasos de la ciudad donde te parece estar en otro mundo. Si tenéis ocasión de ir no lo dudéis porque merece mucho la pena. Es un lugar en el que, y más en esta época del año, puedes escuchar el “silencio” de la naturaleza, disfrutar de uno mismo y de tu pareja o de tu acompañante.
Hemos hecho paseos preciosos en bici, nos hemos sentado en una roca al atardecer con los pies casi tocando el agua y a pesar del frío de la noche, hemos dormido como nunca y es que cuando la compañía y el lugar acompañan, nada es un impedimento para disfrutar al máximo de la experiencia ¿no os parece?
El caso es que cuando nos marchamos un fin de semana como este pasado, me gusta llevar la comida que vayamos a comer (en la medida de lo posible) para disfrutar el máximo de tiempo sin tener que invertir ni un minuto en cocinar y lo que hagamos sea calentar lo que sea que llevemos y sigamos disfrutando de cada momento, que como para todo el mundo, el tiempo es oro y cada minuto cuenta 🙂
En este caso, a pesar de no tener muy claro como lo íbamos a calentar, nos llevamos un maravilloso pollo asado con limón y tomillo acompañado de unas patatas que os aseguro, y más en el campo, nos supo todo a gloria.