Me resisto a aceptar que el otoño está a pocos días de tocar la puerta a pesar de que las temperaturas siguen siendo de pleno verano. Por eso en casa seguimos teniendo como postre estrella los helados, helados sobretodo como el que os traigo hoy, este delicioso helado casero de fresas, hecho con fruta y yogur, casi os diría que podéis prepararlo con cualquier fruta que se os ocurra y además vais a tardar en tenerlos listos para congelar en no más de 5 minutos y creerme que no exagero ni un minuto.
Helados
Cada vez que veo este postre en la carta de un restaurante (de comida americana por lo general) confieso que estoy deseando que se termine la comida para poder pedirlo inmediatamente (sí, yo soy de las que mira antes lo que hay de postre que lo que hay de comer). Ya os he dicho alguna vez que no hay nada que me guste más en el mundo que una galleta sea como sea, desde la más chocolatosa hasta las galletas hechas con harina integral, absolutamente TODAS. Pero particularmente muero por estas galletitas, perdón galletazas hechas en sartén, que te las ponen recién sacadas del horno, calentitas, con un olor a galleta que me vuelve loca. Y para rematar vienen con una bola de helado que empieza a derretirse por el calor de la galleta y si todo esto no es poco, para rematar llevan por encima una buenísima cantidad de salsa de chocolate. Me quedo sin palabras cuando la tengo delante y ya puedo estar llena a reventar, que en la sartencita en cuestión te aseguro que no va a quedar ni una sola miga.
Si os gusta el te helado, en concreto el Te Chai Latte, este batido os va a dejar sin respiración porque me temo que os lo vais a querer tomar de un solo trago. Yo, sinceramente me he tenido que contener para no hacerlo, más que nada porque lo quería disfrutar un poco y también porque me lo tomé mientras charlaba con Luis en la cocina porque si me hubiera sentado en el ordenador como hago otras veces que me preparo un smoothie de frutas o algún batido con leche y fruta, me lo bebo en 15 segundos y cuando me quiero dar cuenta no me queda ya ni gota. Me conecto a la pajita como el riego por goteo pero yo en concreto gota a gota no me lo bebo, más bien acabo con la bebida en cuestión como si no hubiese mañana.
Aunque me encanta hacer helados e investigar sabores nuevos, hay una cosa que llevo fatal y es sufrir las sesiones fotográficas pertinentes para después publicar la receta en el blog. Y es que con el calor que hace, el helado tarda escasos minutos en empezar a derretirse y acabo poniéndome de los nervios cada vez que Luis y yo empezamos con estas fotos. No te digo más que hasta acabé con helado de té en todo el ojo porque no se que hice al intentar sacar una de las bolas, pero me acabó saltando un trozo considerable para ir a parar justamente dentro de mi ojo. Total, como después del incidente no veía nada y hasta que conseguí limpiarme el ojo más o menos bien, el helado estaba a punto de convertirse en té frio sin más :-s Supongo que en invierno la cosa es diferente pero claro, ya os he dicho en otra ocasión que con lo friolera que soy, no puedo pensar en helados hasta el mismísimo mes de Junio (o Julio).
Este es uno de los postres que más me puede gustar y más en esta época de tantísimo calor. Y es que no solo tienes menos hambre que habitualmente, si no que lo último que te apetece es comer cosas calientes si no más bien todo lo contrario, cuanto más fresquitas mejor. Reconozco que yo solo como helados en verano porque soy tan exageradamente friolera que en invierno solo pensar en un helado hace que se me ponga la piel de gallina directamente.
Y debe ser por eso que en verano saco la heladera día sí, día no. Me paso el día pensando de qué sabores puedo hacer los próximos helados y es raro que repita alguno, excepto eso sí, el helado de vainilla que me gusta tanto que si me descuido podría ser el único dulce que tomara en verano.
El otro día os contaba el desastre que tuve intentando hacer una Carrot Cake para mi querida amiga Ania, desastre que hizo que tuviera que idear cómo recomponer una tarta de tres pisos completamente desmoronada y que me había costado alguna hora que otra hacer. Así que se me ocurrió montar estas mini tartas de Carrot Cake en copas. Pero seguía sobrando media tarta y tenía la opción de comérmela compulsivamente, que ganas no me faltaban, o hacer algo más con ella como ya hiciese con las copas, así que se me ocurrió repetir el helado de vainilla que hice hace poco, que por cierto estaba increíblemente bueno, para mezclarlo con la tarta de zanahoria y convertirlo en este helado de Carrot Cake que os traigo hoy. Y el experimento no ha podido salir mejor aunque con total seguridad, seguiré buscando la Carrot Cake perfecta, así que si alguien tiene alguna receta que le sea infalible, por favor que me lo diga que se la quiero regalar a Ania :-)
A veces uno empieza a hacer las cosas por lo más complicado y se da cuenta de que lo sencillo a veces es la clave de muchas cosas. Y es justamente lo que me ha pasado con los helados. De hecho el helado de vainilla es uno de mis favoritos, no podía ser de otra manera ya que la vainilla me apasiona, pero he hecho helados de lo más inverosímiles y sin embargo helado de vainilla no había hecho nunca. Con el helado de vainilla puedes además hacer un montón de batidos perfectos para merendar sobretodo ahora en verano, o para acompañar postres como tartas templadas, tortitas o cookies al horno. Por supuesto yo me lo como solo, aunque si puede ser acompañado de alguna galletita, es posible que no me quede solo con una bola.
En España el helado es un producto de temporada, no así en muchos otros países que se consume durante todo el año y las heladerías no paran de funcionar en ningún momento. En muchas cosas somos de costumbres fijas que no hay quien nos cambie, por eso en invierno solemos quedar con nuestros amigos a tomar un café bien calentito y en verano es cuando nos animamos a entrar en las heladerías. Particularmente si no fuera por lo terriblemente friolera que soy, haría helado durante todo el año porque es un postre fácil, con infinidad de variedades y además está riquísimo. Pero efectivamente, yo también prefiero tomarme un café o algo calentito cuando tengo frío, que un helado.
El helado de Cheesecake se ha colocado en el puesto número 1 en mi casa, aunque también es cierto que siempre que hago helado, dicen que ese supera a los anteriores por lo que ya no se que pensar :-) Pero si tengo que dar mi opinión totalmente objetiva, corroboro lo dicho por mi familia, aunque lo más seguro es que esto se deba a que el helado está llenito de galletas ;-)
Cuando recibí los tres moldes que me envió Silikomart, tuve claro que uno de ellos iba a ser el que utilicé en esta entrada para hacer galletas para Pascua pero después me entraron unas terribles dudas de qué otro molde utilizar después ya que uno era un precioso molde en forma de corazón y San Valentín ya había pasado y el tercero que quedaba era un molde de silicona para elaborar Sushi Gunkan. Pues bien, como ya habéis dedudcido me decidí por este último sin saber exactamente el resultado que iba a obtener pues jamás había hecho Sushi y mucho menos Sushi dulce.
Sigo intentando no encender el horno demasiado y así mostraros recetas fresquitas para hacer deliciosos postres de verano. Aunque os confieso que a mi no me cuesta mucho encender el horno porque cuando alguna idea de alguna receta me empieza a rondar por la cabeza, no paro hasta que la hago y claro está, muchas de ellas se hacen en el horno. En cualquier caso también disfruto y mucho haciendo helados con las mil y una variantes que aceptan, yogures, mermeladas que os enseñaré próximamente y demás postres que no requieren de mucho calor para elaborarlos.