Llevo años preparando este delicioso bizcocho de limón y yogur, un clásico en muchas casas, pero hasta ahora nunca había compartido la receta. De hecho, fue mi hermano, intentando encontrar la receta en el blog, quien me hizo darme cuenta de que nunca le había dedicado una entrada a este maravilloso bizcocho, el mismo bizcocho que nos hacía nuestra abuela y también nuestra madre cuando éramos pequeños.
Bizcochos
Os tengo que decir que el bizcocho de limón que os traigo hoy es otro nivel de bizcocho. Por su textura aterciopelada, por su maravilloso sabor, por su increíble aroma y por su particular aspecto sencillo pero elegante, podemos decir que este bizcocho es el bizcocho de entre los bizcochos y lo digo sin ningún miedo a equivocarme y con total conocimiento de causa, porque de hecho se trata de un habitual en casa.
Sin ningún tipo de duda este bizcocho el preferido de mis hijos y el mío también lo sería de no existir el bizcocho de limón y avena, bizcocho del que no puedo prescindir cada día que me levanto para acompañar el café de la mañana…El bizcocho que hoy comparto con vosotros me encanta prepararlo para los niños y también para sorprender cuando quieres tener un detalle dulce con alguien.
Y como siempre o casi siempre en el mundo gastronómico, el éxito de una receta depende en gran parte de la técnica empleada para elaborarla, técnica que por supuesto paso a contaros más abajo.
Con este Brownie de chocolate y calabaza damos por inaugurada la temporada de recetas de otoño. También en el tema de recetas saladas he empezado con el cocido madrileño, la fabada asturiana y los fondos de ternera y ave de los que me proveo cada otoño para preparar todos los guisos habidos y por haber.
Lo cierto es que el otoño es una época muy bonita del año ya que la naturaleza nos regala un montón de colores y también nos regala un montón de ingredientes maravillosos como el que he utilizado hoy en esta receta, la calabaza.
Hoy os traigo una receta que se que os va a encantar. Este bizcocho de naranja y semillas de amapola es perfecto para desayunar o para merendar o para compartir con familiares o amigos. Os puedo decir que es un bizcocho suave y aromático gracias a la naranja, además de que la harina de avena le da ese toque especial que tanto me gusta. Además de la increíble textura que le da al bizcocho las semillas de amapola, de verdad que tenéis que probarlo.
Os cuento que estoy deseando poder publicar recetas y cositas con más regularidad en el blog, pero ya sabéis que hemos estado trabajando casi sin descanso en el curso online de repostería, el curso online de repostería saludable y en la nueva tienda online de artículos de repostería que hemos abierto en la escuela y de la que os hablaré mas detalladamente la próxima semana.
Antes de hablar de esta receta de bizcocho de limón y avena, quiero desearos a todos muy feliz año nuevo. Os deseo un año lleno de cosas bonitas y deseos cumplidos. Por cierto que no se si a vosotros os ha pasado lo mismo pero a mí desde luego se me han pasado las Navidades volando a pesar de que todavía está por venir la fiesta de Reyes.
El otro día estuve pensando en qué receta iría en el primer post del año y si os soy sincera aposté por una receta salada, pero cambié radicalmente de idea estando ayer recogiendo la casa tras una Nochevieja en casa en la que éramos ni más ni menos que 16 personas. Pues bien, cuando tenía todo ordenado y limpito se juntó que hacía un poco de frío en casa (la calefacción es central y la conectan más tarde que pronto) y que yo tenía antojo de comer mi bizcocho favorito, el que para mí es sin ninguna duda el mejor bizcocho del mundo. Entonces me entraron unas ganas tremendas de hornear este bizcocho de limón y avena con el que arrancamos este año en el blog.
Todos los años espero con gran emoción la llegada de las naranjas sanguinas. Es una fruta que me encanta por su sabor y por el maravilloso color que tienen sus gajos. Todo lo que sale de estas naranjas me encanta, como es el caso de este bizcocho de naranjas sanguinas que os traigo hoy que siempre triunfa en casa cuando lo preparo, o también cuando te preparas un simple zumo con esta peculiar fruta.
Hace un año recuerdo que publiqué una receta de bizcocho de naranjas sanguinas con glaseado (os recomiendo que os paséis por el post para ver el espectacular color rosa que aportó el zumo de estas naranjas al glaseado con el que cubrí el bizcocho) y recuerdo que me encantó, por lo que este año decidí adaptar la receta del bizcocho que más me gusta del mundo, un bizcocho de limón maravillosamente calado con un almíbar preparado con el propio zumo de limón (por cierto, tengo pendiente publicar la receta de ese bizcocho, pero de momento ha sido imposible porque nunca hemos podido esperar a sacarle fotos antes de hincarle el diente) y preparar la versión hecha con una de las frutas que más me gustan del mundo. Os presento una nueva versión de bizcocho de naranjas sanguinas con almíbar de naranjas.
Decir que el bizcocho de naranjas sanguinas que os traigo hoy es el mejor bizcocho que he hecho hasta la fecha se bien que es mucho decir, más que nada porque hay bizcochos que no hago hace años y tendría que hacer una cata de cada uno de los bizcochos que he ido haciendo y publicando en el blog y comparar sabores y texturas. Pero como por razones obvias (una, que no tengo tiempo para hacer de golpe los más de 20 recetas de bizcochos que tengo publicados y otra porque seguramente me llevaría algún kilo de más) no me va a ser posible hacer tal cata, así que me basaré en el recuerdo. Os diré que fue probar el bizcocho y cerrar los ojos con el fin aislar la mezcla de sensaciones, tanto de sabor, textura y aroma que el bizcocho me transmitía. Me pareció increíble lo jugoso que resultó y el sabor que aportó la naranja sanguina, que ya de por sí es una fruta maravillosa tanto por su sabor como por el color de su pulpa y de su zumo.
Añado además que el glaseado de zumo de naranja sanguina y azúcar glass que hice, me pareció de lo más bonito por el color rosa pastel que aportó el zumo de estas naranjas y aunque parezca que le hubiera añadido algún tipo de colorante, os aseguro que el color que véis es 100% natural. ¿No os resulta increíble?
No os podéis imaginar lo que ha supuesto preparar este bizcocho de mandarinas para mí. No se que tienen las mandarinas que me evocan siempre unos recuerdos increíbles de mi infancia. Siempre que quito la piel a una mandarina o lo hace alguien cerca de mí, me ocurre lo mismo. Es como si me transportara en el tiempo y de pronto tengo una sensación de bienestar increíble.
Dicen que los olores nos hacen viajar y recordar lugares, a personas o momentos de nuestra vida ¿no os pasa a vosotros? Pues bien, ¿os imagináis el maravilloso olor que tenía mi cocina cuando el otro día hice este rico y otoñal bizcocho de mandarinas? no tengo palabras para describirlo porque para mí fue simplemente maravilloso.
Como maravilloso fue por supuesto comérnoslo después. Tuve la suerte de compartirlo con parte de mis amigas que vinieron a tomar café esa tarde y por supuesto con mi preciosísima familia para los que cocino cada día con todo mi corazón puesto en lo que hago :)
Le di muchas vueltas hasta que encontré la manera de utilizar todas las yemas que me sobran después de hacer merengues o macarons y es que cuando en los cursos de repostería que imparto tenemos alguna de esas dos clases, me acabo encontrando con más de una docena de yemas guardadas en la nevera. Antes de descubrir este bizcocho de yema tostada había probado con yemas de Ávila y con tocinillos de cielo, pero en mi casa no les hicieron mucho caso a ninguno de los dos. Algo bien distinto pasa con este bizcocho que incluso hacen cola para esperar a que terminemos de hacer las fotos para este post y abalanzarse sobre el bizcocho hasta que no queden ni las migas.
El otro día me entraron unas ganas tremendas de hacer un bizcocho de algún cítrico que no fuera limón y no porque no me guste, más bien todo lo contrario. Adoro todo las masas aromatizadas con limón y por ese mismo motivo muchas veces abuso de ello y me paso un mes entero entre el bizcocho integral de limón con el que habitúo a desayunar y también el bizcocho de naranja que tanto gusta en casa. Entonces abrí la nevera para ver si algo de lo que contenía me inspiraba y…¡voilà! mis ojos se dirigieron directamente al bote de kumquats en almíbar que tenía bien guardaditos desde el otro día que hice la receta. Así que no me lo pensé dos veces y me puse manos a la obra para mostraros este maravilloso bizcocho de kumquats, fruta también conocida como quinoto o naranja enana.