Creo que nos pasa a todos y es que en verano nuestra alimentación cambia radicalmente con respecto a los meses de más frío y lluvia. En invierno nos encantan todos los platos de cuchara, los postres tradicionales y en mi caso sobretodo los que requieren de horneado para su elaboración y ésto por una razón doble, una porque adoro el horno y todo lo que sale de él y otra porque cuando enciendo el horno en invierno, en general todas las estancias de la casa se calientan un poquito más, cosa que en los días de más frío es de agradecer, pero sobretodo y lo que más me gusta es que el olor a masa recién horneada, el olor a galletas de vainilla o el olor a cualquier pastel, magdalena, muffin etc. que suelo hacer para mi familia, acaba invadiendo todos los rincones de mi casa y he de decir que es algo tan estimulante y placentero para mí que hace que la satisfacción que me produce hornear cualquier cosa se multiplique habitualmente por 1000. Sin embargo llega el verano y a la mayoría de la gente la idea de encender el horno cuando los termómetros alcanzan casi los 40ºC. es algo inimaginable e incluso de locos. Pues bien, reconozco que yo pertenezco al grupo de esos locos que no dan tregua a su horno, haga frío o haga calor y es que cuando una receta se me mete entre ceja y ceja, no hay temperatura exterior que me haga cambiar de idea.
Aún así no niego que postres como el que os traigo hoy, un refrescante y saludable postre de yogur, frutas y avena, me resulten de lo más apetecible en estos meses de tantísimo calor, sobretodo cuando pasamos menos tiempo en casa y hacer recetas fáciles, rápidas y con ingredientes frescos es mucho más accesible que encender el horno y desarrollar toda una receta de principio a fin.
Yogures
Últimamente estamos aficionándonos más que nunca a la avena y no solo en los postres que os he mostrado en muchas ocasiones, si no que si nos descuidamos nos comemos los copos de avena a cucharadas. Es un cereal que me encanta, me gusta la textura y el sabor que tiene y la cantidad de combinaciones posibles que puedes hacer en la cocina con él para beneficiarte de las más que saludables propiedades que posee este rico alimento y que ya os he comentado en más de una ocasión.
A mí me gusta más combinarla con leche, azúcar moreno de caña y alguna fruta como trocitos de pera por ejemplo y Luis sin embargo habitúa a comerla por las noches con un yogur natural y un poco de azúcar. Así que como veis es cuestión de gustos la manera de comer la avena, pero hacerme caso y tratar de consumirla de manera más o menos habitual y notaréis los beneficios en poquísimo tiempo.
Resulta que cuando voy a los supermercados, me paso la vida buscando yogures de vainilla, siendo un ingrediente tan habitual a la hora de utilizarlo en repostería, batidos, helados etc, resulta que al menos en España, me es muy difícil encontrar yogures que tengan este sabor. Al final acabo comprando unos riquísimos postres (no yogures) sabor vainilla y otros de chocolate (ya que estoy) que se elaboran sin lactosa y que están riquísimos. Pero aún así me sigo preguntando por qué no es un producto que se consuma habitualmente en España. Y lo digo porque en Argentina, país que he tenido la suerte de visitar en varias ocasiones, este yogur abunda por las estanterías de los refrigerados de los supermercados. Lo hay en vasito, en formato yogur batido, para beber etc…
Este es un postre muy divertido de hacer sobre todo si tienes niños en casa que puedan ayudarte. Puedes dejar que separen los lacasitos por colores, te pueden ayudar a contarlos y después a removerlos para ver como mágicamente se tiñe la mezcla de la leche con el yogur.