Me resisto a aceptar que el otoño está a pocos días de tocar la puerta a pesar de que las temperaturas siguen siendo de pleno verano. Por eso en casa seguimos teniendo como postre estrella los helados, helados sobretodo como los que os traigo hoy, hechos con fruta y yogur, casi os diría que podéis prepararlos con cualquier fruta que se os ocurra y además vais a tardar en tenerlos listos para congenlar en no más de 5 minutos y creerme que no exagero ni un minuto.
Hace pocos días compartía con vosotros la receta de un fantástico pan de brioche para hacer torrijas y como no podía ser de otra manera, hoy vengo con la receta de torrijas tradicionales elaboradas con ese mismo pan. Es una receta de torrijas que he ido mejorando y modificando con los años respecto a la receta que yo hacía hace tiempo y he de decir que la combinación del pan de brioche casero con la infusión de cítricos y con el almíbar o el azúcar que después quieras ponerles, es realmente espectacular.
Por fin he cogido carrerilla y me estoy poniendo al día con el blog, ya que como os contaba en el post anterior he estado muy volcada en el examen final de cocina francesa, tanto que tuve que aparcar el blog muy a mi pesar. Pero ahora que tengo tiempo, quiero retomar la rutina que tenía de publicar una o dos veces por semana y hoy con esta fantástica receta de cottage pie quiero deciros que vuelvo a estar al pie del cañón con un montón de ideas y recetas que compartir con todos vosotros.
Os recomiendo que no os perdáis este plato porque vais a triunfar con él con toda seguridad. Se trata fundamentalmente de una base de carne cocinada a fuego lento con algunas verduras y con una salsa maravillosa y después recubierto con una capa de puré de patata completamente casero. No os digo más que en casa les falta hacerme la ola cada vez que lo preparo.
A pesar de haber terminado el primero de los tres certificados de cocina y de no tener que volver a clase hasta el mes de enero, siento que me falta tiempo para hacer todo lo que quiero hacer cada día. Y es que la Navidad es una época en la que hacemos tantas cosas que parece que el tiempo se acortara cada día más. Y no me quejo porque a mí la Navidad me encanta y la espero con mucha expectación, aunque nada comparado con la ilusión que sienten los niños cuando se aproxima siempre el mes de diciembre, de hecho creo que disfruto más de esa ilusión que ellos sienten que de la propia Navidad. Y aunque con la receta del turrón del post anterior he terminado por este año con las publicaciones de recetas típicamente navideñas, la quiché de salmón y espinacas que os traigo hoy me parece una idea perfecta para preparar en estos días en los que tenemos tantas reuniones en casa o fuera de ella. Y es que la quiché es justamente algo que puedes preparar en casa y llevarlo sin problema en caso de tener un almuerzo o cena fuera de casa.
Desde que volvimos este verano del Algarve portugués he tenido ganas de compartir esta maravilla de receta ya que aunque lo habíamos comido muchas veces en Madrid en distintos lugares, en Portugal nos acabó de enamorar ya que como sabéis además el bacalao es uno de los pescados más consumidos por nuestros vecinos portugueses y por tanto tienen infinidad de recetas hechas con este pescado. El bacalao à brás o bacalao dorado es una receta típica de Portugal. Como con todas las recetas tradicionales, existen distintas maneras de hacerlo pero esta que os traigo hoy es la que nos encanta a todos en casa, particularmente a los niños por lo que yo estoy encantada cada vez que lo preparo porque por un lado no queda ni una miga en los platos y además me aseguro de que coman un plato variado y completo. Si todavía no lo has probado, ya estás tardando porque se hace en poquísimo tiempo y te aseguro que tus comensales acabarán rebañando el plato.
Si os digo la verdad, hay algo que no tengo claro si me gusta más que las tortitas americanas y esto son las french toast. Y eso es mucho decir porque lo mío con las tortitas, de verdad que es puro vicio. Las french toast son realmente sencillas de hacer y además se hacen en poquísimo tiempo, cuestiones ambas que en absoluto hacen que el resultado no sea increíblemente delicioso.
Así mismo es un plato con historia, ya que nos tenemos que remontar a los antiguos romanos para tener la primera referencia de la existencia de recetas de french toast o tostada francesa. Entonces se habla de que teníamos que sumergir el pan únicamente en leche, obviando el incluir huevo o cualquier otro ingrediente. Después ha ido evolucionando hasta llegar hasta hoy y ahora además de la leche, añadimos huevos y especias y esencias como canela y vainilla.
Además quiero contaros que estas tostadas son algo muy especial para mí que guardo en un rinconcito maravilloso de mis recuerdos de la infancia, gracias a mis queridas amigas Alicia y Catherine 🙂
Me encantan las ensaladas sobretodo porque con ellas puedes probar cada día un plato nuevo y diferente y nunca llegas a cansarte de ellas. Las combinaciones son infinitas y los ingredientes a utilizar pueden ir desde verduras y hortalizas hasta legumbres o también ingredientes con alto contenido en proteínas como el pavo, el pollo, el atún o jamón.
Esta ensalada de garbanzos que hoy os enseño es un plato que comemos mucho en casa tanto en verano como en invierno ya que está cargada de nutrientes y vitaminas que provienen de diferentes ingredientes como vais a ver a continuación, ingredientes que además es habitual tener en la despensa o en la nevera.
También nos encanta porque es una ensalada que te la puedes llevar sin ningún problema a un picnic, en el taper al trabajo o para almorzar en mitad de un viaje.
Creo que nos pasa a todos y es que en verano nuestra alimentación cambia radicalmente con respecto a los meses de más frío y lluvia. En invierno nos encantan todos los platos de cuchara, los postres tradicionales y en mi caso sobretodo los que requieren de horneado para su elaboración y ésto por una razón doble, una porque adoro el horno y todo lo que sale de él y otra porque cuando enciendo el horno en invierno, en general todas las estancias de la casa se calientan un poquito más, cosa que en los días de más frío es de agradecer, pero sobretodo y lo que más me gusta es que el olor a masa recién horneada, el olor a galletas de vainilla o el olor a cualquier pastel, magdalena, muffin etc. que suelo hacer para mi familia, acaba invadiendo todos los rincones de mi casa y he de decir que es algo tan estimulante y placentero para mí que hace que la satisfacción que me produce hornear cualquier cosa se multiplique habitualmente por 1000. Sin embargo llega el verano y a la mayoría de la gente la idea de encender el horno cuando los termómetros alcanzan casi los 40ºC. es algo inimaginable e incluso de locos. Pues bien, reconozco que yo pertenezco al grupo de esos locos que no dan tregua a su horno, haga frío o haga calor y es que cuando una receta se me mete entre ceja y ceja, no hay temperatura exterior que me haga cambiar de idea.
Aún así no niego que postres como el que os traigo hoy, un refrescante y saludable postre de yogur, frutas y avena, me resulten de lo más apetecible en estos meses de tantísimo calor, sobretodo cuando pasamos menos tiempo en casa y hacer recetas fáciles, rápidas y con ingredientes frescos es mucho más accesible que encender el horno y desarrollar toda una receta de principio a fin.
El otro día me entraron unas ganas tremendas de hacer un bizcocho de algún cítrico que no fuera limón y no porque no me guste, más bien todo lo contrario. Adoro todo las masas aromatizadas con limón y por ese mismo motivo muchas veces abuso de ello y me paso un mes entero entre el bizcocho integral de limón con el que habitúo a desayunar y también el bizcocho de naranja que tanto gusta en casa. Entonces abrí la nevera para ver si algo de lo que contenía me inspiraba y…¡voilà! mis ojos se dirigieron directamente al bote de kumquats en almíbar que tenía bien guardaditos desde el otro día que hice la receta. Así que no me lo pensé dos veces y me puse manos a la obra para mostraros este maravilloso bizcocho de kumquats, fruta también conocida como quinoto o naranja enana.
Sobra decir que gracias a Luis hemos introducido mucha de la cultura gastronómica argentina en casa y si te digo la verdad hay muchas cosas que de no ser por él no habríamos probado jamás. También he de decir que hay cosas como los chinchulines (intestinos) que nos hemos negado a incorporar, creo que hay que ser argentino para apreciarlos ya que no hay asado en el que no los hagan o al menos yo siempre los he visto en las barbacoas a las que he tenido el gusto de asistir.
Pero algo bien distinto son las empanadas argentinas que ya os mostrara hace unos cuantos post atrás. Nos encantan de todas las formas, tamaños y rellenos posibles. Casi siempre que las hacemos las hacemos de carne pero hoy quiero daros una idea fantástica para hacer empanadas argentinas de manera fácil y rápida y que además gustan a todos. Hoy vamos a hacer empanadas argentinas rellenas de jamón y queso. 🙂